El cuerpo físico es un maravilloso aliado para expresarnos lo que nos “pasa”, muchas veces enterramos ciertos recuerdos dolorosos, miedos, traumas vividos al pensar que con el tiempo nuestro Ser lo olvidará … pero somos mucho más grandes, nuestro ser es multidimensional! La enfermedad está ahí para abrirnos los ojos a algo que no escuchamos (enfermedad = mal dicho).
De hecho, si partimos del postulado contrario: este recuerdo, este miedo o este trauma vivido ha llegado a nuestra vida para despertar en nosotros algo que nuestros cinco sentidos no pueden analizar a priori sin una pequeña ayuda. Quizás sea solo la vida la que trate de guiar a nuestro Ser para establecer lo que le conviene y lo que no. Es decir, para cada síntoma es importante tratar de entender la “causa raíz”, esta causa puede ser de múltiples naturalezas y gracias a la kinesiología descubrimos para cada individuo de dónde proviene el problema.
A medida que hacia sesiones de kinesiología, constaté que ciertas correcciones se repetían muy a menudo por el mismo síntoma. Siendo profesora de yoga también aconsejo muy a menudo posturas relacionadas con un tipo de síntoma para ayudar a apoyar a la persona en sus liberaciones. Entonces decidí compartir mis consejos con la mayor cantidad de personas posible a través de las redes sociales haciendo unos posts de autocuidado para quienes quisieran dar el primer paso y descubrirse a sí mismos. Estas recomendaciones son generales porque creo que la esencia de la terapia está en compartir, sin embargo para un seguimiento completamente adaptado a ti te recomiendo un seguimiento en sesión porque tu cuerpo me dirá exactamente lo que necesita. Les recuerdo que una sesión no reemplaza de ninguna manera el tratamiento médico o el consejo de un médico; pero viene como acompañamiento.
Vayamos a mi artículo de hoy, ¿Cómo mejorar el enfoque utilizando su cuerpo y los alimentos como su único recurso?
En primer lugar, te recomiendo que practiques, todos los días, durante tu sesión de yoga o al despertar, la postura del árbol. Es una postura que no presenta dificultades y que trabaja nuestro equilibrio, requiere un cierto desprendimiento y determinación. No hay contraindicaciones para la postura.
De pie con los pies juntos, los brazos a los lados. Para asegurar el mejor equilibrio, enfoca tu mirada en un punto frente a ti.Gradualmente, lleve el peso del cuerpo sobre la pierna de apoyo mientras comienza a doblar la otra pierna con el pie hacia afuera (el ángulo debe ser lo más cercano posible a 90 °). Puede usar su mano para llevar el talón a la parte superior del muslo opuesto, hacia adentro cerca del perineo. O a la altura que más te convenga (rodilla, tibia o en el pie de apoyo). Dirija la rodilla de la pierna doblada hacia un lado, asegurándose de que no vaya hacia adelante.Equilibre la presión entre la parte interna del muslo y el pie, lo que facilita el estiramiento de la columna hacia arriba. Mantenga la pelvis recta hacia adelante (no la tuerza). Junte las manos en oración, los codos al cuerpo frente al pecho. Mantenga los ojos abiertos para garantizar el mejor equilibrio.
La segunda recomendación que hago es potenciar tu alimentación en magnesio porque mejora la memoria y la concentración. Es mejor consumirlo regularmente a través de los alimentos. El cacao en polvo, las nueces de Brasil, las almendras, las semillas de girasol, los plátanos… contienen mucho. El magnesio es un mineral que mantiene la plasticidad de las sinapsis. En otras palabras, mejora la conexión entre las células de nuestro cerebro.
